La exportación de productos cárnicos se ha convertido en una estrategia vital para las pequeñas y medianas empresas (pymes) del sector en España. La creciente consolidación de grandes conglomerados ha planteado desafíos significativos para estas pymes, que luchan por mantenerse a flote en un entorno dominado por gigantes industriales.
El sector cárnico español ha experimentado una notable transformación en los últimos años. Grandes grupos empresariales han absorbido numerosas pequeñas y medianas empresas, reduciendo el número de actores en la industria y creando un entorno de competencia desigual.
Esta tendencia afecta a la diversidad del mercado y también pone en riesgo la supervivencia de muchas empresas familiares y tradicionales, que no pueden competir en igualdad de condiciones.
Como nos comentaba el director de una mediana empresa de elaborados con la que Meat Life está trabajando, la exportación ha resultado para ellos una herramienta esencial para poder enfrentar muchos desafíos que parecían inalcanzables.
«La exportación de nuestros productos es lo que nos permite seguir sobreviviendo»
Esta afirmación es la que nos transmitió esta persona en un momento de conversación y viene a poner de relieve cómo la apertura a mercados internacionales diversifica las fuentes de ingresos y ofrece una válvula de escape ante la presión ejercida por los grandes conglomerados que imperan dentro de nuestra industria en la actualidad.
Beneficios de la exportación
La exportación ofrece múltiples beneficios a las pymes del sector cárnico español. En primer lugar, permite acceder a una base de clientes mucho más amplia, lo que puede compensar la pérdida de cuota de mercado en el ámbito nacional.
Además, los mercados internacionales a menudo presentan menos saturación y mayor demanda de productos diferenciados, lo que favorece a empresas que pueden ofrecer productos de alta calidad y con características únicas.
Por otro lado, la internacionalización también implica una mayor estabilidad financiera. La diversificación geográfica de las ventas reduce la dependencia de un único mercado, lo que puede mitigar el impacto de crisis económicas locales o fluctuaciones en la demanda.
Asimismo, la exportación puede abrir puertas a colaboraciones y alianzas estratégicas con empresas extranjeras, facilitando el intercambio de conocimientos y tecnologías que pueden mejorar la competitividad de las pymes españolas.
Retos en el camino
Sin embargo, el camino hacia la exportación no está exento de retos. Las empresas españolas deben enfrentar barreras como la burocracia, los requisitos regulatorios de diferentes países y la necesidad de adaptar sus productos a las preferencias y normativas locales.
Pese a estas dificultades, el apoyo institucional y programas de promoción de exportaciones pueden desempeñar un papel crucial en facilitar este proceso (MAPA, Cámara de Comercio, ICEX, OMC…).
En definitiva, la capacidad de acceder a mercados internacionales puede ser una salida ante la competencia interna feroz y serviría de llave de apertura a nuevas oportunidades para el crecimiento.